Existen multitud de trenes turísticos en el mundo, muchos de ellos en Europa y quizá la mejor oferta de ellos en España.

Recorrer España y sus pueblos a bordo de Renfe o del AVE, es sin duda una experiencia de comfort y buen servicio inolvidable.

Espléndidas rutas con riqueza paisajística, máquinas y vagones históricos que han sido rescatados y puestos en valor; los hay ligeros, rápidos, lentos, con alimentos y bar a bordo de primer nivel, con alojamiento y sin él, pero en suma constituyen no solo una cómoda y original forma de transporte, sino un atractivo turístico, que per sé enriquece el catálogo de ofertas de los destinos.

El ferrocarril es evocador de épocas pasadas, de experiencias históricas y culturales, de cuentos y leyendas y también del desarrollo económico de muchos pueblos; es también romántico y distintivo de algunas regiones y en la actualidad es también excelente opción de transporte moderno y eficiente aunque no siempre económico.

Ahí tiene usted por ejemplo el famoso Eurostar que a través del maravilloso Eurotunnel cruza el canal de la mancha a gran velocidad para acercar a Londres con Paris en tiempos nunca antes pensados, alcanzando velocidades de hasta 300 kilómetros por hora. Le cuento anecdóticamente que en alguna ocasión experimentamos este viaje con la familia. Abordamos el Eurostar en la estación de Waterloo, Londres con destino a Paris. Repentinamente veo a mi hijo el menor abriendose paso entre la gente y exclamaba "compermua, compermua", le dije, quien te dijo eso, se dice "excuse moi", a lo que me respondió con sencillez, bueno, pues quizá no esté mal, porque se quitaban ehh…

Continuando con los trenes turísticos, los hay malísimos también como el servicio que ofrece el tren de Cuzco a Machu Picchu en el Perú, en donde nunca se acaban de poner de acuerdo en tarifas y en donde los constantes paros y huelgas afectan siempre al visitante, pero que duda cabe que es una magnífica forma de llegar a ese maravilloso sitio y que sin duda podría mejorarse de manera sustantiva en beneficio de la competitividad de ese destino turístico.

En México tenemos solo dos casos de trenes turísticos exitosos, uno el legendario "Chepe" que cruza las Barrancas del Cobre en el Estado de Chihuahua y que es sin duda una experiencia imperdible, y desde 1997 el "Tequila Express" en el Estado de Jalisco, que opera con tres formidables objetivos: rescatar y revivir el tren de pasajeros; ser pioneros en una nueva forma de hacer turismo y conservar los 3 pilares de identidad nacional: mariachi, tequila y charrería.

Pero existe un maravilloso potencial para generar rutas de Tren Turístico en todo el País. La Ruta de la Independencia, la Ruta de Emiliano Zapata, Ruta de haciendas, la Costa del Golfo, el Mundo Maya, que podría extenderse a Guatemala y Honduras y que sin duda se convertiría en un enorme atractivo que propiciaría flujos turísticos de todo el mundo.

Latinoamérica entera podría beneficiarse también con el desarrollo de esta alternativa turística, sobretodo cuando existen sitios tan remotos, tan inaccesibles, pero tan mágicos que podrían ser visitados por miles de turistas si existieran trenes cómodos, con buenas rutas, mejores horarios y precios competitivos.

Aquí esta pues una invitación para la reflexión de inversores visionarios, de autoridades en turno y de políticos con compromiso para que desarrollen el Producto Trenes Turísticos en México y Latinoamérica.

Planes existen, perdidos por ahí en algunos escritorios, en algunos despachos burocráticos, rutas y proyectos también, incluso intentos fallidos, lo que es menester ahora es voluntad, capacidad e inversión; el producto podría articular maravillosamente todos los recursos turísticos existentes, alargar estancias promedio y generar derrama.

Un cuento de trenes:

Iban un Mexicano y un argentino en un tren, y frente a ellos sentadas dos mujeres, una increiblemente hermosa y la otra tremendamente fea.

De repente, el tren pasa por un obscuro tunel, y a los pocos segundos se escucha una estruendosa bofetada. Al salir del tunel se le observa al hombre argentino secandose con el pañuelo un hilo de sangre que le escurría de los labios.

Los pensamientos secretos de los cuatro ilustres pasajeros se dejan ver a continuación: la chica hermosa pensó: "este argentino me quiso meter mano, pero se confundió seguramente y puso sus caricias sobre la fea y ésta logicamente lo abofeteó".

La feíta pensaba: "este argentino pesado, le puso la mano encima a mi sobredotada vecina y esta lógicamente le plantó tremendo cachetadón".

El argentino pensó para sus adentros: "por culpa de este imbécil mexicano que no se pudo contener, esta hermosura me ha golpeado a mí que soy inocente".

Mientras tanto el mexicano elucubraba: "solo deseo que pronto lleguemos a otro tunel, para repetirle la dosis a este pinche argentino, por pesado"…

Cualquier comentario con esta columna que se quiere tomar un wiskito en tren, favor de dirigirlo a: sgrubiera@acticonsultores.com